Si, como pretende el dicho secular, el rostro (y en él los ojos, dice san Isidoro) de una persona es espejo de su alma, bien podría sostenerse que la escritura, con sus máscaras de ficción, lo es cabalmente del poeta. Y, por ende, al fin ella descubre al ser humano que mira el mundo y en ella arropa sus latidos. Así cabría considerar el caso del selecto poemario que, culminando
la estela trazada en piezas anteriores (relatos, poemas sueltos, libro), nos ofrece ahora Pérez Fuillerat. Pues en Refugio de imposibles se acrisolan emociones y reflexiones, hondos sentimien-
tos y vaivenes interiores junto a rigor técnico y estética, asimilación de la tradición literaria y renovadas propuestas modernas, universo real y proyección trascendente, ansia de justicia
y afán metafísico, perfilando en sus trazos una singular y atractiva personalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario